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Cabezo del Plomo

Final IV milenio - mitad III milenio a.C. • Cómo llegar

El Cabezo del Plomo es uno de los principales asentamientos de época neolítico final-calcolítico en el ámbito peninsular. Es un poblado fortificado situado sobre un cerro amesetado de las estribaciones de la Sierra de las Moreras.

En la parte elevada del cerro se conservan la muralla y las cabañas circulares, mientras que en la zona baja pueden contemplarse restos de un enterramiento en tholos, testimonio del megalitismo en la zona.

Las excavaciones arqueológicas realizadas han sido llevadas a cabo desde el Departamento de Arqueología de la Universidad de Murcia, dirigidas por Doña Ana María Muñoz Amilibia durante diferentes campañas, desde el año 1979 hasta 1985.

El yacimiento está declarado Bien de Interés Cultural.

La vida del poblado puede situarse entre final del IV y mediados del III milenio antes de nuestra era. La parte habitada de una extensión de 3.200 m2, estaba rodeada por una muralla que se localizaba en las zonas más vulnerables del poblado, es decir, al oeste y sur.

La muralla está realizada mediante la técnica constructiva de levantar dos hiladas de piedra cuyo interior se rellenaba con otras de menor tamaño. Para reforzar la línea de defensa, la muralla estaba jalonada por bastiones defensivos adosados.

En el interior del recinto se localizaban las viviendas, que eran de planta circular y con zócalos de piedra; la cubierta sería de materia vegetal. Entre los materiales hallados en las excavaciones arqueológicas, tienen especial protagonismo los elementos líticos para trabajos agrícolas y molinos de grano; también se han hallado restos de ganado doméstico y puntas de flecha para la caza.

Todo ello parece indicar que el tipo de vida en el poblado seguía modelos agrícolas y ganaderos, aunque también se practicarían la caza y la recolección de productos en las zonas cercanas, incluida la costa.

El tholos del Cabezo del Plomo es un monumento funerario situado extramuros, al pie de poblado y es el único conservado de lo que sería la necrópolis.

Construido en una fecha en torno a la primera mitad del IV milenio a.C., se trata de una cámara trapezoidal, delimitada por ortostatos (piedras verticales empleadas en su construcción) y rodeada por una estructura circular. Todo el conjunto exterior adopta una forma tumular. Carece de corredor de entrada y la cubierta consistiría en una falsa cúpula de aproximación de hiladas.

El monumento se realiza a imitación de las viviendas o chozas circulares, aspecto que convierte a estos monumentos en una especie de segunda morada. Algunos autores los consideran de influencia oriental por la gran similitud entre estos y los tholos del otro extremo del Mediterráneo, en el área del Mar Egeo.

Representan un sistema de enterramientos colectivos que sucesivamente se iban realizando en el interior de la cámara funeraria. En el ritual, los cadáveres están asociados a sus objetos, depositados junto al difunto con intención de que le acompañen en la otra vida. Una parte de los objetos son de uso funcional, como los que utilizaba diariamente el fallecido, mientras que otros tienen carácter mágico.

Cabezo del Plomo