Historia

La historia de la Bahía de Mazarrón se remonta al mismísimo origen de la historia del Mediterráneo, cuando los barcos fenicios surcaban las olas buscando pueblos civilizados donde comerciar. Estos barcos, encontraron en nuestra bahía un rinconcito de aguas tranquilas para tocar tierra y, todavía hoy, las profundidades de nuestras aguas encierran sus restos Excelentemente conservados.

El origen de la leyenda

Los testimonios más antiguos de ocupación humana en el término municipal datan del Paleolítico Medio, hallados en las cercanías del dique del Faro. El Paleolítico Superior deja su impronta en las cuevas de Morote y las Palomas. En la cueva de Los Tollos, El Palomarica y Hernández Ros, encontramos restos del Solutrense. Restos del Magdaleniense Superior y del Epipaleolítico se encuentran en la cueva del Algarrobo.

En el Eneolítico, el yacimiento más importante es el Cabezo del Plomo, en las estribaciones de la sierra de las Moreras y relacionado con la cultura de Los Millares. La cultura del Argar deja testimonios representativos en Ifre, Cerrico Jardín, Las Toscas de María y Las Víboras.

Entre fenicios y romanos

Del mundo prerromano, destacan los restos arqueológicos procedentes de la colonización fenicia y que fueron encontrados en la playa de la Isla y en punta de Los Gavilanes. Hallándose uno de los restos más importantes del mundo de arqueología subacuática: los restos de dos barcos fenicios con una antigüedad de más de 2600 años.

Dichos restos sitúan a Mazarrón como punto de enlace del comercio fenicio en el Mediterráneo entre Ebusus (Ibiza) y Gadir (Cádiz), a donde vendrían probablemente atraídos por las explotaciones mineras de plata y plomo existentes en esta zona.

De época romana, gracias a la riqueza minera de la comarca de Mazarrón y a la cercanía de Carthago Nova, servirían de foco atracción para la colonización romana, apareciendo restos arqueológicos de esta época en la Loma de Sánchez y en el Coto Fortuna.

La colonización romana se producirá entre los siglos II y I a.C. impulsada por la minería, encontrándose numerosos restos sobre todo en los entornos mineros de los cabezos de San Cristóbal y Perules (situados próximos actual casco urbano), Coto Fortuna y Pedreras Viejas.

Como consecuencia de la actividad minera se producirá el nacimiento de una metalurgia que se constata con los hallazgos de hornos y escoriales de fundición, entre los que destaca el de la Loma de las Herrerías.

La zona costera aumentará su importancia gracias a las factorías de elaboración de “garum”, una especie de salsa de pescado que se exportará por todo el Imperio romano, y cuyos restos más importantes encontramos en El Mojón, La Azohía, El Castellar y Puerto de Mazarrón.

Edad Media: un origen y tres culturas

No tenemos noticias de las épocas de ocupación visigoda y bizantina, aunque suponemos que la explotación minera en mayor o menor medida, continuaría, sin embargo, el estado general de perturbación en la península nos hace suponer que no es una época brillante para la minería de Mazarrón.

En época musulmana debieron explotarse algunas minas en el Cabezo de San Cristóbal, pero la belicosidad de este período nos hace vislumbrar que la economía del municipio sufriría una paralización.

Conquistado el Reino de Murcia en 1243, Mazarrón quedará integrado dentro del Concejo de Lorca, ocupando una zona de frontera del Reino de Murcia con el Reino nazarí de Granada, iniciándose una etapa de correrías de moriscos y de incursiones de los musulmanes del reino nazarí.

Edad Moderna: el descubrimiento del alumbre

A partir de la toma de Granada en 1492 comienza la reactivación industrial en todo el Reino de Murcia. A mitad del siglo XV se descubre “el alumbre”, un sulfato de alunita y potasio que se utilizaba para fijar los colores en la industria textil, la elaboración del vidrio y medicinas, entre otras aplicaciones.

El alumbre, abundante en toda esta zona, dio el primer nombre a un grupo de casas pertenecientes al municipio de Lorca y al que se denominará “Casas de los Alumbres de Almazarrón”.

En el año 1462, Enrique IV concederá el privilegio de explotación de las minas de alumbre a Don Juan Pacheco, I Marqués de Villena, quien a su vez cedió la mitad de sus derechos a Don Pedro Fajardo, Adelantado Mayor del Reino de Murcia. Estos nobles señores organizaron la explotación del alumbre personalmente o mediante contratos de arrendamiento.

En el año 1572, gracias al auge de la minería del alumbre que trajo consigo el asentamiento de una población fija en torno al Cabezo de San Cristóbal, recibiendo de Felipe II, el título de villa, constituyéndose así en municipio independiente del Concejo de Lorca.

Hacia finales del XVI, comienza la decadencia en la explotación del alumbre motivada por la competencia de los alumbres italianos, la excesiva fiscalidad y los conflictos con Flandes e Inglaterra, que dieron lugar a que se prohibiera la exportación a estos países que eran el principal mercado del alumbre mazarronero.

Esta época de auge económico deja su impronta en la fisonomía de Mazarrón a través de edificios como la iglesia de San Andrés, construida bajo el patronazgo del Marqués de Villena; la Iglesia de San Antonio, cuya construcción se debe al Marqués de los Vélez, al igual que El Castillo de Los Vélez; y la iglesia de la Purísima, producto de diferentes etapas, siendo la más importante la correspondiente al siglo XVIII, tras la cesión a la misma a los Franciscanos de San Pedro de Alcántara, que fundarán junto a ella un hospicio y convento.

Una vez decayó la explotación de las minas de alumbre, la almagra la sustituyó durante los siglos XVII y XVIII, que era comprada por la Real Hacienda para los arsenales, así como para el famoso tabaco colorado de Sevilla. También se elaboraba esparto para cables y maromas de buques. Mazarrón recuperará de nuevo su esplendor hacia finales del siglo XIX, cuando comenzará la explotación de criaderos de hierro y de galena argentífera.

Gran importancia tuvo el descubrimiento del filón Prodigio, que constituyó la principal riqueza de Mazarrón. Una de las consecuencias del auge minero fue el desmesurado auge demográfico que experimentó Mazarrón, procedente en mayor medida de Andalucía.

La llegada del ferrocarril

El ferrocarril sirvió de apoyo logístico a esta industria, inaugurándose en 1886 el que hacía el trayecto de Mazarrón a Puerto de Mazarrón; funcionando también otro ferrocarril que transportaba minerales desde Morata hasta Parazuelos, donde era embarcado para su transformación. A finales del XIX, se instalará la moderna fundición Santa Elisa, que contará con los principales adelantos en este tipo de industrias.

Complementaban la minería, la explotación de las salinas en el Puerto, la pesca y la agricultura de secano. A mitad del siglo XX, la explotación minera desapareció prácticamente, iniciándose una nueva reactivación económica en los años 70 de ese siglo, gracias a las explotaciones agrícolas de carácter intensivo, sobre todo de tomate de invierno, y al turismo.

Mazarrón hoy

Mazarrón hoy se ha consolidado como uno de los centros turísticos más interesantes de España, gracias a un escenario idílico, casi virgen, y un desarrollo orgánico y respetuoso con nuestro entorno y nuestras tradiciones, que permite disfrutar del mar Mediterráneo, como si nunca hubiesen pasado los siglos.